Tú, que me describiste tantos sueños.

- Todos necesitamos ser rescatados alguna vez, incluso tú, que te aferras a esos conceptos que me suenan tan lejanos, que resultas impasible. Que ni sientes, ni padeces. Que resuelves rompecabezas. Que olvidas. Que me recuerdas. Incluso tú, que siempre fuiste el que me contaba cuentos, que despertaste en mí tantas cosas... 
 Y ahora... cada día estás más entre las nubes.
 Tú, que vives en más mundos de los que están escritos, que nunca has sido de 'ojalá que no hubiera...'. Incluso tú, cuyos susurros llegan más lejos que cualquier grito, cuyo silencio hiere más que cualquier corte.
 Y yo, aunque mi armadura siempre brillará menos, aunque mis historias no tendrán tantos matices... A pesar de que me sigue(s) dando el mismo vértigo; esta vez quiero ser yo la que te haga despertar. - Y te abracé... te abracé tan fuerte para que fueras a donde fueras, siempre soñaras conmigo.

"Dejar huella en alguien y que te la devuelva"

En ocasiones se olvida lo importante que son los años, las pisadas; gateos o zancadas según el momento. Vamos a descompás. Así dejamos más huella y caminamos haciendo estruendo, para ver si siguen nuestro paso. Nos adelantamos sin tener hora de destino. Y llegamos, aunque sea descalzos, subrayando nuestra existencia con algún rotulador indeleble. 
El mundo es más de los impacientes de lo que ha sido nunca (siempre he pensado que los impacientes no tienen límites a los que atenerse).

Y luego, seguimos destacando, pero de forma diferente a la que solíamos hacerlo. Arrastramos los zapatos de piel de cocodrilo, como lo hacen los lagartos. Siseamos. Y nuestras pisadas se ralentizan y se hacen sosegadas. 
Como si así engañáramos a alguien, cuando seguimos siendo aún menos pacientes de lo que presumíamos ser antes.

¿No te has sentido alguna vez un poco adelantado? Como si fueras a más de 120km/h en autovía. Si te das cuenta, date la vuelta. Creo que -quizá no siempre, pero la mayoría de las veces- es mejor andar en compañía, a compás.
Aunque para ello tengas que cambiar tu ritmo.

Y si nos demoramos en el camino más tiempo tenemos para dejar huella, sea por la razón que sea. Así, si te pierdes siempre sabrás volver a tus pisadas.