Recovecos

A veces nos enredamos tanto para tocar corazones que olvidamos que los temas más sencillos suelen ser los que más sentimos. Podríamos simplemente hablar de nuestras quimeras; describirlas en palabras, sin recodos ni reservas. Podríamos comentar historias que nunca tuvimos, que nunca lloramos. Y balbucear sobre cuánto las soñamos. 

Closer to the edge

No llegar a los extremos y vivir son polos opuestos. 

¿Dónde está el placer en quedarse corto? 


Durante mucho tiempo he pensado que odiar y amar no pertenecían al día
 a día y que no permanecían dentro de los límites de la cordura. 

¿Quién decide qué y cómo debo sentir? 

En este instante odio. También amo. Y a lo peor mañana no siento nada. 


¿Significa eso que no soy dueña de mi juicio?


Me pregunto si el desorden es provocado por un cúmulo de cosas o si le gusta llegar de imprevisto.
Si se presenta tarde, con una excusa que apesta a alcohol.


¿Por qué este teclado me enfría la mente?


Me pregunto tantas cosas que pierdo la capacidad de responder a la más simple.


¿Cuándo dejó de importar?


7 de Noviembre:

Me gustaría contarte que recuerdo la primera vez que escuché tu nombre, la primera palabra con la que te me dirigiste. De veras, te prometo que me encantaría. Pero no lo recuerdo. ¿Sabes? Siempre pensé que no olvidaría esas primeras veces; esas que nos muestran las películas con un filtro suave y a cámara lenta. Pero lo olvidé y lo siento. ¿Me perdonas? Sé que tú sí lo recuerdas, ¿cómo podrías olvidarlo? (Me doy cuenta de que repito mucho las palabras, es algo que se me ha dado muy mal siempre... Siempre. ¿Ves? Estoy intentando mejorar, pero creo que hay cosas que merece la pena decirlas muy seguido, como: "Hoy hace un día de piscina", "¡Estoy en casa!" o "Siempre". Vaya un paréntesis más largo... Prosigo.) Por eso me gustas tanto, te crees demasiado las películas. Así que, la próxima vez que nos veamos prométeme que me contarás esa historia. O la que tú quieras. Quiero escuchar tu voz y mirarte. Mirarte como se miran en las películas, hasta que nos aborrezcamos. Qué infravalorado está el aborrecerse, cuando hay muy pocas cosas que sean tan bonitas... Ojalá te tuviera tanto.
Aquí hace frío últimamente, pero estoy bien. Supongo que cuando ves gente a tu alrededor con... O más bien, cuando dejas de verla, aprendes a olvidar el frío. Pero a veces vuelve, de repente. Entonces pienso en los días de piscina, en tu vestido azul... Y te juro que desaparece. Me da miedo que tengas tanto efecto sobre mí. Pero temo aún más lo contrario, por si... ya sabes.
Hoy solo es un día más que tachar en el calendario.


Siempre tuyo, 

S.