Daltonismo y otras de tus facetas

No sé si depende de la estación, de la semana, de los anuncios de chocolates en televisión, de los calcetines a rayas, de los documentales de La 2, de las millas que mide tu ego o de las pulgadas que ocupas en este órgano bajo mis costillas de cristal. Lo único que sé es que cada día me resulto diferente.
A veces me haces confiar en las constelaciones, otras en cambio, siento que en lo que transcurre un cometa, me hago adicta a los rayos del Sol. Aunque después de un par de pestañeos levanto un muro indestructible, cuando me doy la vuelta lo derribas sin pudor. Si mi tarde no es de color de rosa, me vuelves daltónica. Y al día siguiente has desaparecido de mi mente. 
Espero que no me lo tengas en cuenta, pero es que no sé ni tu nombre.
Y ojalá tampoco te importe, que te llame como quiera.

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