No me gusta decir adiós, la verdad. Puede que sea por mi agnosticismo, o por su lado subliminal.
Adiós no me suena a promesa.
Me recuerda a las anáforas y a los efectos del eco.
Adiós adiós adiós adiós adiós adiós a-d-i-ó-s.
Hasta pronto y sin postdatas.
2 comentarios:
No comentarios, no party :_(
Pepín, nadie te quiere.
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