Existen muchos tipos de sábados por la mañana:
1. Los inexistentes, ya que cuando te despiertas ya es sábado por la tarde.
2. Los de familia, cuando uno de los más hijos de puta adorables personajillos de tu asquerosa fantástica familia, te despiertan con esos gritos guturales que parecen sacados de 'Slipknot', y tú instintivamente piensas, ¿cuándo cojones mi hermana/prima/sobrina/gremlin se ha raspado las cuerdas vocales con una cuchilla de afeitar?
3. En los que te cagas en los malditos muertos del Afilaor' agradeces a un buen señor que te despierte con su afinada flauta. Que digo yo, ya que estamos en vez de una flauta, ¿por qué no una tuba?
4. Por último, también conocido como notengoganasdeenrollarmemás, los de compras. Y no precisamente los de comprar ropa chula, sino los del Alcampo, Mercadona, Carrefour... No sé cual será vuestro caso, pero el mío siempre es el Alcampo.
Ayer fue una de esas mañanas, no sé por qué, pero fue diferente a todas las otras veces.
Cuando era pequeña, siempre que salíamos del Alcampo con las bolsas, yo les hacía agujeritos a las pocas que me dejaban llevar. Sí, parece mentira. ¡Me dejaban llevar bolsas! Pero si yo tenía tal fuerza que una vez intenté matar una mosca con el, propiamente dicho, matamoscas, y después de atizarle con todas mis fuerzas... Bueno, eso es otra historia, sigamos. El caso es que siempre me empeñaba a llevar bolsas, y no penséis que era por ayudar a mis padres, era para hacerles agujeritos. Creía que las bolsas de patatas, el papel higiénico, los cereales y esa lista indefinida de cosas ligeras que me dejaban llevar se ahogarían. ¿¡Si las bolsas de plástico no tenían agujeritos cómo podrían respirar!? Era algo que me preocupaba y desvelaba. No se merecían morir en esos terribles sufrimientos, así que intentaba llevar la mayoría de bolsas posibles. Mi madre me miraba con cara de qué coño estás haciendo interés. Yo no le pregunto a ella por qué cada vez que discute conmigo y se queda sin argumentos va a la cocina, a los cinco minutos vuelve y me empieza a gritar otra vez. Creo que los electrodomésticos hablan con ella, a lo Witch. Si no sabéis a que me refiero es que sois tíos o niñas sin infancia.
Ayer fuimos expresamente para mirar que móviles me podrían dar con los 1500 puntos que teníamos acumulados. Todas las veces que he salido del Alcampo con un móvil y me he montado en el coche me han entrado ganas de vomitar. Es un suceso inexplicable, un día tendré que salir con uno de caramelitos para ver que pasa... Probablemente me los comería antes de salir.
Existen muchas maneras de comenzar un blog. Mi sábado por la mañana ha sido el de esta rana bailarina con complejo de escritora.
PD: a la salida del Alcampo empecé a hacer agujeritos a las bolsas. Para mi sorpresa han puesto un agujero en cada lateral. Al fin se hace justicia.