Mostrando entradas con la etiqueta Mis estrellas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mis estrellas. Mostrar todas las entradas

blankets

i have to confess
i’m struggling a bit
trying to find the right metaphor
it’s nothing like a missing limb
or losing your favourite toy
and i shouldn’t be struggling
i’m an expert in the field, you know
a professional player
in the art of missing people
since i don’t think i’ve ever stopped 
trying to fill someone’s absence

it may have started with my family
leaping from holiday to holiday
from mess to mess
they still laugh at the image of me
mostly a mist of ugly tears 
while clasped to my uncle’s leg
before he entered the car
and left to Madrid
i’ve always been on the other side of the railway
waving to a moving car
waiting for the next time
wondering if 
maybe
i would not cry again

other times i simply missed my friend
after a two-week school trip
i longed for the long walks
or the chit-chat during recess
the empty chair of a room we didn’t even share
having to wait while she brushed her teeth
or tied her shoes
and the two-hour calls before going to bed
falling asleep with the phone in my hand
and butterflies on my lips

at least all these feelings made sense
i missed people who loved me well
whose memories of them tuck me in like blankets

but for years i’ve missed 
the boy i first kissed
even if it was clumsy, shy, and senseless
even if he told me to die because i rejected him
you see, i didn’t even want to kiss him in the first place
but i was stupid and naïve
and he wanted to kiss me
but i am stupid and naïve
and sometimes dream of him, too

and for months i have longed for
the texts, the calls, the love
of someone i didn’t truly know
i’ve missed the attention i seeked
in somebody who could have been anybody
but it was him
a good boy
who could have been any good boy
but this may be the exception
since i had learned a lesson or two
and for once, my dreams could move on

but at least all these feelings made sense
i missed people who didn’t break me
whose real versions were just misplaced in my mind

why then
would i find myself missing
for the longest of times
the man who did break everything
who closed all the doors i didn’t know i was hiding
whose memories of him tucked me in my bed
and didn’t let me get up
and break free of the sheets he wrapped me in
every time i started building me up
he suddenly appeared
knocking out cold every structure i held dear
shaping it with his warm hands
warm, and shaky, and sometimes terrifying
and even when i knew everything
was flaking off like cheap paint
when i recognised
every gap and breach under his palms
i still missed him
before and after i fell down the gap
i still missed him 
and i sometimes miss who i was
before i tried to find metaphors
for this foolish longing

it’s hard to find words for a feeling
that’s so broad and heavy
it carries railways and toothpaste
wet lips and good boys
broken locks and trembling hands
so tender and light
it fuels my naïve self
into sugar-coated memories
of men who passed by
while i was on the other side of the railway
waving to a moving car
waiting for the next time
wondering if 
maybe
i would not cry again

you are you

you are you
and that's never going to change
you're the way walls disappear behind your beauty
you're the way you see the world in watercolours
and the little sound you make while sipping coffee

you're flickering eyes and names you fell for

you are you
and that's not going to fade in tears
you're the coconut smell of your room
you're the lines your mind draws
and turns into love songs

you're all the pain you blurred in poems

you are you
and lacking bits won't ever change that
and I know the mirror lies
and the unpainted world is fake

but I promise you are you
you are you
you are you
you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are you you are

America

Creo que lo que tenemos tú y yo es lo más complejo que he sentido nunca.
Y lo más sencillo.
A veces pienso que se construye totalmente solo. Es como ver cómo se hilan los extremos de una trenza, una y otra vez, sin parar.
Es de los pocos mecanismos que, a pesar de no entender, no podrían resultarme más transparentes. Y si es que alguna vez se empañan, solo habría que rozarlos para recobrar su nitidez.

Solo cuando me doy cuenta de lo que tenemos, es cuando la escena se detiene y la canción que, hasta entonces, era imperceptible, suena más fuerte. Es lo único que puedo escuchar.

¿Sabrás, si quiera, que estoy hablando de ti?

La niña alegre de la pintura y las claves de Sol

No sé si pensaba que era un fraude o un fracaso, algo roto e inane. No sé si pensaba. Estaba perdida en un laberinto que había edificado ella misma. Se había hundido entre las rosas y desangrado con sus dardos. Y la salida...la salida se distorsionaba por la incierta mediocridad que ella se había infundido en sí. Pobre niña perdida, desorientada en su isla desierta. ¿Por qué no miras atrás, niña perdida? ¿Por qué no bajas la vista y miras tus manos? Pero el azul lágrima de sus pupilas no le permitía ver los muchos dedos que se aferraban a sus muñecas. Pobre niña perdida, que no puede vislumbrar el brillo en los ojos de quienes la quieren.
¿Cuándo vas a volver, niña perdida? ¿Cuándo vas a ser de nuevo la niña alegre de la pintura y las claves de Sol?

Aquí, en nuestro jardín, te echamos de menos.

Septiembre

Si las rosas se marchitaran
si la lluvia aullara con fuerza
nuestro jardín
no sería el nuestro

Si los cometas no brillaran
si los agujeros se abrieran
no tendríais lugar
en el universo

No encontraría sentido
en las galaxias
ni en las anáforas
de mis versos

No encontraría consuelo
en las espinas
ni en la brisa
de lo eterno

Si no hubiera nacido vuestra risa
qué sería de esta estrofa
qué sería de la libertad
qué sería del amor

Si conociéramos otra música
a dónde irían las promesas
a dónde irían nuestros bailes
a dónde irían los recuerdos

Y si no existiera la luna
cómo coincidir en esta vida
cómo iluminar lo aciago
cómo distinguir vuestros ojos

Y si mi compañía será otra
qué hacer con las promesas
con la risa
con la galaxia
con la luna
con la música
con el amor
y con el tiempo que me queda 
sin vosotros.

Siendo tan eterno este momento...

A veces mi vida es como una película de ficción que ni yo misma soy capaz de creer. ¿A veces? Ilusa. A veces rebusco y enredo mil pensamientos que no existen, que jamás se han formulado. ¿A veces? Estúpida. A veces sueño con abrazos y gestos de personas que no han llegado, que no llegarán. ¿A veces? Ingenua. Y a veces me siento entumecida al despertar y comprobar que nada ha sucedido, que todo sigue igual que como lo dejé antes de adentrarme en mis sueños. ¿A veces? Patética. 
Y ya van tantas, tantas veces... que me aterra pensar en cómo será la siguiente.
Pero, en otras ocasiones sí que llegan los gestos y las risas, sí que bailamos con más ritmo que el mejor batería (o con menos que el corazón más arrítmico). Esperamos y hacemos esperar al amor, nos quemamos por él y celebramos. ¿Celebrar qué? Cualquier cosa, cualquiera que me sirva de pretexto para bailar a vuestro lado.


Siendo tan pequeño el universo, ¿cómo pudisteis caber allí?

Cartas a abstractos y concretos

Creo que existen millones de contextos para utilizar un adiós. Y quién sabe si tan solo uno de ellos es correcto. Si lo pudiera usar contigo...
No me gusta decir adiós, la verdad. Puede que sea por mi agnosticismo, o por su lado subliminal.
Adiós no me suena a promesa.
Me recuerda a las anáforas y a los efectos del eco. 
Adiós adiós adiós adiós adiós adiós a-d-i-ó-s.

Y si es que esto tuvo alguna vez coherencia... la perdió entre líneas de Times New Roman.

Hasta pronto y sin postdatas.

Te conocí en una de esas mágicas casualidades

Apostaría todos mis recuerdos a que la palabra "casualidad" no son solo diez letras sin sentido. Son mis diez letras sin sentido. De hecho, pienso que cada diminuto detalle puede cambiar tu vida de la forma más inimaginable e inverosímil.


Creo que tenemos que tener fe en las casualidades, 
aunque sea solo un poquito; tienen algo de magia.

No estaría mal confiar en esas estrellas, de la que tanto nos hablan, de vez en cuando. O reírse si es que no existen y buscar otra cosa en la que creer. Porque podemos creer en que ese mundo nuestro, que no para de girar, está de nuestra parte; que los mares son algo más que salitre impregnado en la piel.

Se podría decir que creo en la suerte, o más bien, que sé que la suerte existe.
 Aunque a veces se ausente y nos aferremos en mil y una otras magias.

Puede ser que confíe en más cosas de las que están ahí; pero no está mal soñar despierto, por lo menos, hasta que los rayos de sol se cuelen por las rendijas de un mediodía.

 Y sobre todo, no hay que echar a la rutina de más, ni de menos. 
Ya que cuando menos lo espero, me quieres por casualidad.

Y yo con estos pelos

Yo soy de las que piensan que las cosas llegan cuando menos te lo esperas. Un día estás comiendo pipas en un banco y de repente...¡¡BAAAAMMMMM!! El verano se acaba, tu mejor amiga se ha enamorado de un apicultor, un militar te habla por Tuenti, te va a visitar un extraterrestre, un panchito te insulta, te conviertes en mecánica y un brócoli te pide salir.
Y lo peor de todo: tu jefe de estudios se llama Pepe Llavero Bailón.

Cosas que no he tenido en cuenta.

Siempre he tenido en cuenta que tarde o temprano todos los caminos se bifurcan, se separan.
Siempre he tenido en cuenta que las personas se alejan unas de otras, sea cual sea el motivo.
Pero creo que hasta el día de hoy no me he percatado de que las separaciones no implican un para siempre, que cuando una persona se va no significa que no vaya a volver. Que a veces solo se necesita respirar aire fresco. A veces hace falta un poco de soledad.
Dime, ¿si vuelves esta vez es para quedarte?

No más conejos ni chisteras encantadas.

Una historia es solo una historia, puede ser aburrida o puede cambiar tu vida. Todo depende de quien la cuente, y hay personas que sin siquiera inmutarse consiguen añadir un personaje más a su cuento: .
Tienen el don de hacerte creer que tú mismo has vivido ese recuerdo.
Magia, ¿tal vez? 
Entonces no más monedas invisibles, ni palomas en pañuelos, ni ilusiones imposibles.
Si tú haces magia, David Copperfield se muere de celos.

También se les llama soláticos y estrelláticos

El tres es número par.

Al menos eso dicen los lunáticosyo les hago caso. ¿Cómo podría llevarme la contraria a mi misma?
El  tres es un número con color propio y forma única. Guarda en su interior miles de locuras, cada una de un tono y brillo diferente; cada una destaca por la cantidad de risas.
Yo me fío más de los lunáticos, hacen de un número impar un par. Quizá se ganen el desacuerdo de los matemáticos (pero eso es lo de menos en un mundo de lunáticos)

¿Y sabéis porque me gusta tanto el número tres ? Porque nosotras lo somos. Y seguro que un futuro dejaremos de serlo. Quizá seremos cuatro, cinco o seis. Quizá cero. Pero algún día fuimos tres y nunca podré olvidarlo.

Somos un número par rodeado de impares.

Y no me iré

Estás tú tan tranquilo en Twitter, o en Youtube o donde sea, y de repente te encuentras un link de una canción. La curiosidad te puede y lo pinchas. ¿Y qué pasa después?
Sencillo: piensas que es lo mejor que has podido hacer en todo el día.
Encuentras una canción perfecta. Perfecta en todos los sentidos.
Te estremeces con escucharla y se la enseñas a las personas más importantes para ti, simplemente para compartir tus sentimientos.


Tears stream down on your face
When you lose something you cannot replace...
Could it be worse?

Cada acorde de Fix you me recuerda al olor a pintauñas, a las galletas de chocolate, a las películas que nos quedan por ver y a las lágrimas que no se derramaron hoy para quedarse dentro un rato más.

Pero, ¿sabéis qué?








Estoy aquí.





Aquí, justo aquí.




And I will try to fix you...

Un regalo que puede que no valga nada


Creo que todos pensamos que la inocencia es algo que cuando se pierde, no vuelve. Cuando desaparece, se dice que la venda que teníamos sobre los ojos se va con ella. La confianza vuela, pero no como un pájaro, más bien como una granada lanzada por un militar en plena guerra civil. Y cuando cae al suelo, explota. Corrompiendo miles de recuerdos que creíamos que perdurarían para siempre intactos. Pensamos: ¿Y si esta no es la primera vez que me engañan? ¿Y si aquel abrazo escondía un mal acto? O... ¿y si lo escondían todos?
En cambio, también creo que estamos un poco equivocados. Que hay personas que, sin ni siquiera creerse lo suficientemente especiales, te la devuelven. En un paquete rojo, con lazo y purpurina incluidos. Quizá solo hace falta un abrazo en el momento indicado, o puede que un beso.
Se dice que una persona inocente cuando es herida, piensa que lo más probable es que haya sido por error, un simple descuido. Pero, no siempre eso es cierto, de hecho, solo algunas veces.
Por todo eso pienso que ser demasiado inocente es más que pernicioso, pero no tener ni un atisbo de ingenuidad es mil veces más perjudicial. Y, entonces... ¿Por qué no un término medio? Ni cegar, ni ser cegado. Sencillamente, ver. Ver la vida como es.
Aunque, amo el optimismo, un poco de objetividad tampoco está mal. Optimismo, objetividad y pesimismo en su justa medida; sería increíble poder repartirlo entre aquellas personas que se quedan cortas y esas otras sobrantes.
Y, por eso, si crees que lo necesitas, te regalo un poco de mi optimismo. Si lo quieres, para ti.

Las hormigas guerreras que un día lo conquistarán todo

Hay momentos en los que todos nos sentimos como hormigas, minúsculos. Sentimos que hasta la más diminuta piedra puede con nosotros y nos aplasta. Tenemos colgado en la frente un cartel que dice: Insignificante. Ese cartel es casi imperceptible para unos y para otros brilla como luces de neón. ¿Y qué haces cuando notas como otros se colocan su propio letrero, como se hunden en una mediocridad que no poseen? 
A veces quisieras decirles lo grandes que son. Que los rascacielos sentirían envidia y que si es verdad que son hormigas, son de las guerreras. Claro, aunque sería un poquito raro que hubiesen sufrido tal mutación genética como para ser hormigas más grandes que rascacielos y con capacidad de habla. Me callo. Sería genial poder decir todo esto, ayudar con unas cuantas palabras que no salen de tu boca por timidez. Sería genial ayudar, de vez en cuando. Y también sería genial escribirlo.
Puede que algún día me convierta en una hormiga guerrera, de esas que no se rinden. De esas, que ante los problemas, por colosales que sean, se dedican a correr a las tantas de la madrugada, a gritar a alguien que no escucha y a llorar y reír a la vez.

Cubitos de hielo

Qué frío hace en la clase de Latín. Es lo primero que he pensado al entrar en clase, me he sentado en el primer sitio que he pillado, no me importaba, sabía que no iba a hablar con nadie. No me considero antisocial ni nada por el estilo, simplemente me encontraba en uno de esos momentos en los que no te importa expresar tu indiferencia hacia ciertas personas. Se me habían olvidado demasiadas cosas. Se me había olvidado la rutina, los bolis que se caen, los estuches que vuelan, las cartulinas de colores y los libros que pesan toneladas. Y, creo que se me habían olvidado porque cuando estás mucho tiempo con otras personas te absorben, consiguen quitar importancia a todo lo demás. Eclipsan todo a su alrededor, con su ausencia. Me pregunto si algún día podré llegar a ser como un eclipse solar para alguien.
Sigo pensando que es curioso. Qué frío hace en la clase de Latín. Era como encontrarse en medio de un iglú, o dentro de un manantial helado. Todo como un témpano de hielo.
Cuando ciertas personas se van se llevan todo su calor con ellas. Son como un radiador andante, de combustible infinito.
Creo que nunca ha hecho tanto frío en la clase de Latín.

Y son para mí

Dicen que antes de dormir lo último en lo que piensas es en lo que más te importa, lo que más te ha marcado en todo el día.
Ayer comprobé que es cierto.
Pensé en las mejores amigas de la galaxia.