Siempre buscó una excusa para todos sus desalientos en la lluvia.
Pero en un futuro no.
Sabe que sus huesos entrarán en un calor que adormece, que cesarán los seísmos y que su pelo dejará de ser oscuro como el ala de un cuervo. Sus días serán cálidos, su pulso firme y su pelo será del negro de la golondrina. Lo serán por un tiempo.
Y el tiempo, el único que sabe lo que sucederá a continuación, permanece callado. No quiere estropearnos la historia...