Mostrando entradas con la etiqueta Jardín. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jardín. Mostrar todas las entradas

the window sill

my house is pretty small
and the walls are paper-thin
i can hear my neighbour snore
the steps of the upstairs dog
and i’m sure they all know
it’s my mom who’s always yelling
my room makes a pretty cage
with windows flanked by bars
but it wasn't all like that
when i was little


i'm eight years old

i always sit on the window sill
and let my legs swing through the bars
it's way past my bed time
after looking at the cats

that lie down on the back garden
a lady feeds them every day
i don’t know her
but i love her
as much as i know love

i'm eight years old
and when my legs swing

if my house is small
or if my neighbour is too loud
are things i cannot think of
all i can see is my room

made of the green grass and daisies
the birds leaping branch to branch
the cats dozing in the shade
and i can hear my own voice
in the sound of people walking by
i feel the breeze in my hair
all the cats have a name
and i’m real

i don’t remember when my legs

no longer fitted
i don’t remember if i ever missed it once
i'm too old to live in my back garden
too old to fail to see

after they robbed my little house 
there’s twice as many bars
and my child’s legs won’t ever fit

(No)

Recuerdo que tenía dos macetas en su balcón. Tenían el nombre de algún famoso vacío que, con certeza, forma parte de los Papeles de Panamá.

Una era roja y siempre se alzaba. La otra era blanca y no olía a nada.

A veces se le olvidaba regarlas.

Hoy, como muchas otras cosas, las macetas se han ido.

Espera... ¿estamos hablando de flores?

Desde mi ventana

Al alzarse, la persiana se queja
y me deja contemplar
un jardín sin dueño
un rastro de amapolas
una rama solitaria
y pájaros que caen víctima de los gatos

algunos gatos duermen
algunos gatos trepan
algunos gatos beben
algunos gatos se estiran
y solo un gato me mira
con unos ojos verdes
que huelen jazmines
y arrancan las alas de los gorriones...

...pero desde mi ventana
mis ojos vuelan por ellos

Pétalos entre páginas

Sus infinitos pliegues se bifurcan, se entrecruzan mirándose de soslayo. Y los olores que despiertan en mí ya no son dulces, ni siquiera cítricos. Son de flores que han perdido la intensidad por el camino, que dejan resquicios suaves, imperfectos. Mortales. Son olores indefinidos e inconstantes, por los que merece la pena forzar los sentidos, arrastrarlos por un valle de incomprensión; que resulta no ser del todo desconocida, si te fijas bien. Si te paras a descubrir lo que esconden sus puertas entreabiertas, las que solo aprecias por instinto. Las que tu cuerpo atraviesa movido por hilos invisibles porque algo que palpita dentro de tu ser te reconduce por los caminos de la curiosidad y el misterio. Y una vez en sus senderos, no eres capaz de no perderte. No eres capaz de no querer no perderte.
Una vez adentrado en sus páginas vetustas, renuncias a todo lo que no huela a flores marchitas y quimeras. Y te ahogas entre sus sábanas de terciopelo, entre el hueco que te separa a ti y al mundo. Te desdibujas en un aire que no logra viciarse; pues hace tiempo que no estás respirando, amor mío.

La niña alegre de la pintura y las claves de Sol

No sé si pensaba que era un fraude o un fracaso, algo roto e inane. No sé si pensaba. Estaba perdida en un laberinto que había edificado ella misma. Se había hundido entre las rosas y desangrado con sus dardos. Y la salida...la salida se distorsionaba por la incierta mediocridad que ella se había infundido en sí. Pobre niña perdida, desorientada en su isla desierta. ¿Por qué no miras atrás, niña perdida? ¿Por qué no bajas la vista y miras tus manos? Pero el azul lágrima de sus pupilas no le permitía ver los muchos dedos que se aferraban a sus muñecas. Pobre niña perdida, que no puede vislumbrar el brillo en los ojos de quienes la quieren.
¿Cuándo vas a volver, niña perdida? ¿Cuándo vas a ser de nuevo la niña alegre de la pintura y las claves de Sol?

Aquí, en nuestro jardín, te echamos de menos.

Más luz

Dime qué se oculta entre la niebla y la nitidez. Qué hay detrás de las superficies. Qué hay dentro de lo compacto. Dime si puedes ver a través de los cuerpos opacos, de la inmensa oscuridad. Si brillan unos ojos cerrados o a qué huelen las flores marchitas. Enséñame el sabor de la nada y el llanto del frío, el susurro del silencio y la brisa de la calma. Rózame con palabras que no salgan de tu boca, envuélveme con una lluvia que no moje la piel escarchada. Hiéreme con inocuas caricias, con miradas apagadas con más luz que los astros. Dime qué falta cuando lo tienes todo, qué sobra del vacío. Si hay relámpagos sin destellos o seísmos quietos, hogueras sin cenizas o tierra intangible. A qué aúllan los lobos en luna nueva, por qué la vida mata y la muerte vive.
Dime si sientes lo que hay en mi pecho.

Till There Was You

Solía inspirarse en su propia decadencia, en sus farfulleos, en el salitre impregnado en la piel. Solía buscar el amor a tientas y con los ojos cerrados, la complacencia y los susurros a la luz del día. Solía encontrarse con el viento sin quererlo, sin acordar ser arrastrado en su rumbo entre hojas de árboles caducos. Solía rozar las margaritas con los dedos, si las veía al pasar ausente por los jardines sin dueño. Solía subir las persianas al llegar a casa y quedarse extasiado al contemplar el añil de un cielo carente de nubes y pintado de pájaros que planean buscando la brisa y el silencio y rehuyendo la jaula. Pájaros sin nombre que los encadene al mundo y con alas que llegarán más lejos que cualquiera de nuestras quimeras.
Solía admirar lo poético de la soledad.

Septiembre

Si las rosas se marchitaran
si la lluvia aullara con fuerza
nuestro jardín
no sería el nuestro

Si los cometas no brillaran
si los agujeros se abrieran
no tendríais lugar
en el universo

No encontraría sentido
en las galaxias
ni en las anáforas
de mis versos

No encontraría consuelo
en las espinas
ni en la brisa
de lo eterno

Si no hubiera nacido vuestra risa
qué sería de esta estrofa
qué sería de la libertad
qué sería del amor

Si conociéramos otra música
a dónde irían las promesas
a dónde irían nuestros bailes
a dónde irían los recuerdos

Y si no existiera la luna
cómo coincidir en esta vida
cómo iluminar lo aciago
cómo distinguir vuestros ojos

Y si mi compañía será otra
qué hacer con las promesas
con la risa
con la galaxia
con la luna
con la música
con el amor
y con el tiempo que me queda 
sin vosotros.

Rosas

Y qué importa
el sabor
el olor
de las rosas
si tú naciste para mirar
lo que hay dentro
y
morirás sin tocarlo.