Desde mi ventana

Al alzarse, la persiana se queja
y me deja contemplar
un jardín sin dueño
un rastro de amapolas
una rama solitaria
y pájaros que caen víctima de los gatos

algunos gatos duermen
algunos gatos trepan
algunos gatos beben
algunos gatos se estiran
y solo un gato me mira
con unos ojos verdes
que huelen jazmines
y arrancan las alas de los gorriones...

...pero desde mi ventana
mis ojos vuelan por ellos

La flor de tu piel

Se despertó sobresaltada, acongojada de repente por la crueldad que bailaba en sus pesadillas. En sus sueños, una lágrima salpicaba una pupila sin brillo, marchita en unos ojos ciegos. Nacían estrellas opacas, atadas a un cielo mortecino. La agarraban manos sin pulso, prisioneras de carne fría y azul. Y la oscuridad no tenía límites; engullía las últimas palabras, los primeros besos, las lunas llenas, los cometas de agosto, las crisálidas y los ríos cristalinos.

Y su corazón, impasible.

Y fingir que sueño en tu pecho

no sé si eran las sábanas
o mis dedos los que acariciaban
no sé si era el estruendo
o el silencio el que se desvanecía
y no sé si era tu cama
tu habitación
tu tele
tu gato
tu colonia
tu voz
tu respiración


solo sé que eras tú,
que eres tú.

Cascadas de mirar

Eran nubes de fuego, mares de espuma, tormentas de estrellas, incendios de plata y cielos de luz. 

Eran jazmines violetas, puertos oscuros, arena húmeda y brumas
 vacías.

Eran violencia pura, despertar quieto y sueño olvidado.

Eran súplicas sin voz y melodías sin final.

Eran cascadas de mirar.

Eran.