La Luna también pica entre horas.

Te dedicas a subsanar mis olvidos, a no dejarlos estar. Hasta me recuerdas los que no he llegado a vivir (y eso solo lo sabes hacer tú). Te sientes aludido cuando no me refiero a nadie. 
Te creo mejor que La Gravedad Cero o que jugar con el vaho un día de invierno; de hecho, podrías gustarme más que el hiperespacio.
Parece que no pierdes tus costumbres, que no puedes evitar que nos señalemos a través de los cristales; aunque no tengamos ni la remota idea de lo que nos decimos. 
Y siempre te imagino con tus desatinos... Con tus deslices:

-"¡Si La Luna está llena es porque se ha comido algúplaneta!"

Pero no intentes ganarme a sinsentidos, ya que eres tan solo un componente más de mi lista de inventos.
Y aún así, pienso demasiado en lo que podríamos haber sido (si existieras).



Peligro de incendio

El hombre ha inventado diferentes tipos de cortafuegos: forestales, arquitectónicos e incluso informáticos. Y sin embargo, es curioso que no haya creado ninguno para salvarse a sí mismo.
Aquel que tenga dos dedos de frente (que me perdonen el símil los frontudos), habrá deducido- si es que anteriormente lo desconocía- el significado de cortafuegos. Pero como nunca se sabe, yo lo explico para los más Paquirrines vagos mentalmente. Resumiendo: un cortafuegos es un impedimento del paso del fuego (en el caso del informático, del paso de virus al ordenador).
Lo que también me inquieta es el motivo de no haber inventado este cortafuegos personal, si es a causa del desinterés o de la dificultad para llevarlo a cabo.
La verdad es que necesitamos uno a toda costa. Un cortafuegos que te avise en la esquina inferior derecha de tu mente sobre la posibilidad de encontrarte con una decepción. Y luego tú decides si aceptas, niegas o pospones la advertencia otra hora más.
Aunque si quizá algún día se llega a inventar, no podríamos saber si dará lugar a algo peor que convertirse en cenizas.
Y sí, me refiero a Justin Bieber.