Te dedicas a subsanar mis olvidos, a no dejarlos estar. Hasta me recuerdas los que no he llegado a vivir (y eso solo lo sabes hacer tú). Te sientes aludido cuando no me refiero a nadie.
Te creo mejor que La Gravedad Cero o que jugar con el vaho un día de invierno; de hecho, podrías gustarme más que el hiperespacio.
Parece que no pierdes tus costumbres, que no puedes evitar que nos señalemos a través de los cristales; aunque no tengamos ni la remota idea de lo que nos decimos.
Y siempre te imagino con tus desatinos... Con tus deslices:
-"¡Si La Luna está llena es porque se ha comido algún planeta!"
Pero no intentes ganarme a sinsentidos, ya que eres tan solo un componente más de mi lista de inventos.
Y aún así, pienso demasiado en lo que podríamos haber sido (si existieras).