Closer to the edge

No llegar a los extremos y vivir son polos opuestos. 

¿Dónde está el placer en quedarse corto? 


Durante mucho tiempo he pensado que odiar y amar no pertenecían al día
 a día y que no permanecían dentro de los límites de la cordura. 

¿Quién decide qué y cómo debo sentir? 

En este instante odio. También amo. Y a lo peor mañana no siento nada. 


¿Significa eso que no soy dueña de mi juicio?


Me pregunto si el desorden es provocado por un cúmulo de cosas o si le gusta llegar de imprevisto.
Si se presenta tarde, con una excusa que apesta a alcohol.


¿Por qué este teclado me enfría la mente?


Me pregunto tantas cosas que pierdo la capacidad de responder a la más simple.


¿Cuándo dejó de importar?


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres la mas megor, sige asín¡¡

Celia P. dijo...

:___

Cristina Torrecilla dijo...

Tamo