No llegar a los extremos y vivir son polos opuestos.
¿Dónde está el placer en quedarse corto?
Durante mucho tiempo he pensado que odiar y amar no pertenecían al día
a día y que no permanecían dentro de los límites de la cordura.
¿Quién decide qué y cómo debo sentir?
En este instante odio. También amo. Y a lo peor mañana no siento nada.
¿Significa eso que no soy dueña de mi juicio?
Me pregunto si el desorden es provocado por un cúmulo de cosas o si le gusta llegar de imprevisto.
Si se presenta tarde, con una excusa que apesta a alcohol.
¿Por qué este teclado me enfría la mente?
Me pregunto tantas cosas que pierdo la capacidad de responder a la más simple.
¿Cuándo dejó de importar?
3 comentarios:
Eres la mas megor, sige asín¡¡
:___
Tamo
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