¿Si pudieras viajar a Oz, qué deseo pedirías?
Yo no quiero ningún corazón, ni ser más valiente, ni tampoco un nuevo cerebro.
Yo quiero... No sé lo que quiero. Quizá, si tuviera unos zapatos rojos y pudiera taconear tres veces... Tack. Tack. Tack. No, no puedo desear saber lo que quiero. Parece ser que la única solución es esperar a que Dorothy me lleve por el camino de baldosas amarillas. Esperar.
Esperar es lo peor que puede existir. No saber la dirección. ¿Derecha o izquierda? No saber qué vendrá después. ¿Una tormenta que me lleve a Oz o un hombre de hojalata que chirríe?
Por mucho que lo necesite no obtengo mi respuesta. No me vale con un 'espera'. Quiero saber. ¿Me quedo de brazos cruzados o me arriesgo a perder?
Tengo que afrontar que no estoy. No estoy en ningún sitio. Ni lejos, ni cerca. Sin día o noche. Por lo menos, si lo estoy, no soy consciente de ello. Y es que este limbo me está casi matando. Y digo casi porque si hay algo seguro es que nada dura para siempre. Esperar tampoco lo hará. Un día está pausa cesará y volveré a la vida. Sí...
Eh, un momento. ¿Son esos los zapatos rojos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario