Un paraguas amarillo

Desde hace tiempo sueño con una tormenta que resfríe a media ciudad, donde entre todos esos oscuros paraguas encuentre el tuyo y me cubra hasta el último de mis temblorosos huesos; que al segundo me funda con tu piel, casi escarchada. 
Y me miras; no a mi pelo mojado, ni a mis labios violetas; me miras a mí. Ves lo que yo siempre intenté proteger, precisamente, de alguien como tú. 


Eso es lo bonito del tiempo, ¿verdad?
Que nos traiciona de la manera más inesperada;
 más incandescenteQue nos cambia;
 nos hace girar a más velocidad que el Sistema Solar
 y deshace nuestras ataduras.

Uno de tus suspiros hace tiritar mis pestañas, que se juntan en un corro para poder vencer a tu voz. Y cuando tus clavículas me ruegan que las muerda, tu paraguas y yo hemos desaparecido. Quizá solo como excusa para verte mañana; y al siguiente; y al otro. O tal vez solo quiero que preguntes por mí.

2 comentarios:

Galuh dijo...

iia no ai buelta atrás.

Celia P. dijo...

Tamo.