A veces me da por pensar que eres otro de esos idiotas por los que no vale la pena morir. Intento convencerme a mí misma de que eres uno más, otra mota de polvo que nunca aspiraré. Que no te mereces que despegue mis labios para tenerte dentro, ni para que te alcance mi voz. Mi voz...Y si mi voz llegara a ti, ¿sabrías entenderla? ¿Serías capaz de ver a través de cada matiz y cada pausa? ¿Podrías percibir las súplicas quedas de mi alma, las que ni si quiera yo comprendo?
Intento convencerme de que no, de que no lo harías. Y yo te dejaría ahí, en ese recodo de mi ser donde guardo todo recuerdo frustrado que no me atrevo a olvidar. Por si algún día brilla, o tal vez por si consigue corromperme por completo.
Y sé que me da por pensar que eres así, que eres vacío, porque creer lo contrario podría destrozarme. Podrías matarme. Pero, ¿y si merece la pena morir por tu voz?
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