En los sueños en los que es un personaje más, conforme la historia avanza, su rostro se deforma poco a poco. Al principio es capaz de reconocer a la perfección sus uñas, su pelo, sus labios y su nariz, pero luego todos sus rasgos se amoldan a los de otro. Y, a pesar de ello, algo en su interior sabe que es ese personaje desconocido.
A veces se pregunta por qué. ¿Qué razones se ocultan detrás?
¿Se divierte ante la idea de ser otro, o solo por dejar de ser uno mismo?
¿Anhela, sin saberlo, perderse a sí mismo entre cuerpos más definidos, más esbeltos?
¿Entre sonrisas que no estén torcidas, entre unas manos que no tiemblen si nadie las sujeta?
¿Acaso quiere desaparecer?
¿Y no serán esos cuerpos, que no pertenecen a nadie, los que desean ser abrazados, ser parte de algo que sí existe, que sí tiene fondo?
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