Pequeña sonrisa de Amélie

El calor; o en este caso el frío (del que no son culpables las estaciones). Cuando sientes las teclas de un piano o los acordes de una guitarra sobre tus dedos. El tacto de una lágrima y un beso. Tomarte un café a las cuatro de la mañana o relamer unos labios llenos de chocolate (tuyos o míos). Una canción que nunca has escuchado y las palabras que olvidaste decir. Oler el perfume caro de algún que otro desconocido o simplemente un paseo en coche. 
Especialmente, lo que grabamos con tinta indeleble en la piel son las sensaciones; lo que nos deja huella. Como la última página de un libro o el color rojo en Amélie
Una vez más, voy a dejarme llevar por ella, quién me enseñó realmente lo que son las sensaciones y su atractivo, al olor de la tierra mojada; al tacto de los granos de café; a los juegos de niños; al sabor de las fresas y quién sabe si al placer de conocerte.
Porque aunque solo sea una de mis sensaciones...
                     Me tienes ganada.

2 comentarios:

¿Te gusta lo que ves? dijo...

Felicidades, me ha encantado, aunque ya no me saludes por la calle.

Celia P. dijo...

JAJAJAJAJA, ERES GILIPOLLAS.