still, silly, small

i'm gonna have to say this sound
even if it seals me off
even if it soils every song
i'm gonna have to step on that stone
if i don't want to stop
always slow, steady
silent
eyes shut
seeming sort of satisfied
sometimes i'll come across your name
your face your touch your not-so-steady hands

where i don't want them

La niña callada

Era una niña y ay
era una niña, perdónala.

Sé que no debería perseguirla. Pero hay una parte de mí que no puede evitar verla en su reflejo. No puede evitar reconocerla en esas frases que no digo, esas veces que finjo olvidar. Y se mira y la ve y no hay nadie más. Se mira y no se ve y

dónde estás.

Y ese trocito de mí es el mismo que a veces recorre sus recuerdos, sin querer, en busca de esa niña callada. Y la miro, siempre con la esperanza de que se encuentre con mis ojos. Siempre con la necesidad de que escuche mis palabras, que quieren enseñarle a gritar, a decir que no. Solo quieren dar fuerza a su voz.

women like you drown oceans

you thought you could keep her silent
cause her voice hurt your pretty ears
but she was not a blank paper 
you could write off
she was not an empty box
you could fill with your words
she was full of ink and melodies
she was drops of water and alloys
difficult to shape and 
not easy to crack

Much sought and seldom found

there's this little secret
sometimes ain't little at all
there's this truth I hardly find
in the corners of your mouth

there's this crystal light
and it dies if being touched
there's this fear I won't grab
these rare flames with my hands

and there's a silent thought
it creeps along my spine

is there any chance
they don't slip through my fingers?

what do you mean this happened to me?

no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no, y tus labios se despegan, sin quererlo, sí.

Y las veces que dijiste no desaparecen. Tienen que hacerlo.

no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no y el eco de esas voces y el tono de esas voces y qué dicen esas voces joder y esas voces, sí.


Y ríete, corazón. Es lo único que puedes hacer con tu voz.

Mamá

Siempre me dije que yo lo habría hecho diferente, que duele no saber. Me prometí ser paciente, escuchar las pequeñas cosas que la harán sonreír, que la moldearán poco a poco. Y ahora, a veces suspiro, temblando por la idea de que se nuble su vista, de que callen su voz. Y me recuerdo y nos recuerdo y no sé nada.
Me escondía, y me encontrabas, y ahora no sé dónde estoy y tú tampoco. Y yo solo quiero que me encuentres bajo las mantas los sábados por la mañana. Que me mires y me veas y sepas, sin saber.
Y nos sentamos, durante horas y creo que ya casi ya casi ya casi ya casi ya casi.
Otras veces me llamas y te siento y tu voz y tu tono y tus preguntas y las preguntas que no hago.
Tu vida tu vida tu vida y me pesa y mi vida y lo eres y lo soy.

No lo decimos nunca y no lo decimos nunca y ya casi ya casi ya casi.

Un pozo que a veces mira al cielo

Muchas veces, los fines de semana, al despertar, me quedaba quieta en la cama durante unas horas. Empezaba a jugar con la vista, a enfocar y desenfocar las imágenes que se encontraban delante de mí. Miraba las paredes imaginando formas, figuras en el gotelé. Mi actividad favorita era cerrar los ojos, frotármelos, y empezar a descomponer los colores borrosos que aparecían al mirar fijamente una luz. Más tarde aprendí que se llamaban fosfenos, pero en esos momentos eran un misterio para mí, algo nuevo que flotaba en mi mente. Y me fascinaba descubrir que cuanto más te concentrases en los colores, en las formas, más precisos se volvían, más moldeables. Los podías definir, volverlos imágenes casi nítidas, casi verdaderas. Y tal vez fuese eso lo que más me atraía, que fuesen inacabadas, nublas. Imperfectas.

Fue entonces cuando empecé a sentir algo nuevo. Algo que ni siquiera podía entender del todo. Un agujero en el pecho, que latía débilmente. Un agujero que siempre había estado ahí, pero era tan tímido que nunca se había atrevido a silenciar mis otros pensamientos, a interrumpir otras sensaciones y abrirse paso. Sutil y paciente, solo quería hacerme notar su presencia, decirme que un día podía llegar a llenarse.
Quizá el día que sintiese que podría abrirme a alguien y hablar de tabúes sin cuándos, dóndes y de mil maneras. Hablar de los colores que vemos al cerrar los ojos, de los agujeros que van surgiendo poco a poco para llenarse en un futuro.

Aunque lo que no sabía, la noche que intenté llenarlos por primera vez, es que con la misma facilidad que te completan, te vacían sin dudarlo tan siquiera un segundo. Se duplican y a veces te hacen sentir que no hay espacio para nada más. Y solo eres una serie de agujeros por los que no puede ni pasar el aire. 

Y cuando eso ocurre, cierro los ojos. Y respiro. Intento llenarme de esos colores.

No.

Me encontré con sus ojos, cómplices. O tal vez ellos me encontraron a mí. Tal vez ya lo sabían antes de estudiar cada surco, cada matiz de su reflejo. Sin dejar de contemplarse y a tientas, buscó mis manos, trazó círculos sobre mis uñas. Creo que fue entonces cuando fui consciente de lo que escondían. De lo que no estaba oculto en absoluto. No. Nunca lo estuvo.

Y sabía que había estado esperándome. Que desde hacía más tiempo de lo que quiero imaginar se reconoció en mis ojos. En la manera en la que a veces se pierden. En el camino que recorren por inercia. En esos puntos en los que se quedan clavados, sin querer.

Y por fin pude verme en los suyos. Pude identificarme en la mueca de sus labios, en las pausas reiteradas de su voz. Era como si, tan solo al rozar la superficie, borrase los colores, las formas que nunca habían existido. Como si todo lo que dejaran atrás fuera un espejo.

That there

I don't always feel this power. Sometimes it's not waiting just around the corner. It's not hiding under my nails, behind my tongue. It's gone. It leaves without a trace, unable to prove it once existed. 


It once existed.



Sometimes I cannot even know. I just have to trust it's there. I just have to think I'll find it before the sentence is over.